La crónica comienza desde el momento en que la beba de Romina Tejerina, apuñalada por sus propias manos llega al hospital Guillermo Paterson en Jujuy, es un relato movilizante, por lo espeluznante del suceso, una joven violada, por un hombre 23 años mayor que ella, de ese abuso queda embarazada, y por temor y vergüenza intenta por todos los medios deshacerse de su bebe.
La vida de esta joven que fue condenada es relatada, tal vez uno no espera que se golpee constantemente el pecho por lo que sucedió, pero la cronista la muestra como que siempre esta mas allá del dolor de lo sucedido, se preocupa por su ropa, seguramente mecanismo para poder soportar los años que aun quedan por delante.
Uno espera que mas allá de sobreponerse al dolor, también pueda contar que es lo que dejo esta experiencia traumática para ella. Sin lugar a dudas es algo muy triste lo que paso, y de seguro así como hay una sociedad que la defiende, y entiende lo sucedido, hay otra parte que no consigue entender porqué tomo tal determinación.
Vivimos en una sociedad que no cree en la victimas, llevamos arraigados conceptos estructurales, que nos muestran que no hemos crecido, pero realmente mas allá de defenderse de lo que le toco vivir, Romina no es conciente de lo que hizo o juega a evadir la realidad y eso lo demuestra la crónica o por lo menos es la impresión que me dejó.
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